miércoles, 29 de julio de 2009

Si llego tarde...


Si llego tarde, no me esperes.

Vístete para mí. Escoge el raso.
Mírate en el espejo. Siente como te abrazo.
Unas gotas de perfume sobre tu pecho,
tu cuello, tus muñecas, tus muslos...

Ve al piano. Siéntate. Destápalo.
Siente el tacto de tus teclas en tus dedos.
Su calidez. Su suavidad.
Como la tela entre tu vientre y mis manos.

Toca lentamente. Dame tiempo a llegar.
Mientras, tus hombros serán mi presa.
Mis besos y mi aliento sobre ellos
harán que tus tirantes caigan rendidos.

No pares. Cierra los ojos. Siénteme.
Mis labios en tu cuello. Y los tuyos, suspirando.
Mis manos rozando tus piernas
que se abren poco, a poco, a poco, a poco...

Si llego tarde, no me esperes.
Que sean tus manos las que sigan la música.
Que tu cuerpo se estremezca en cada roce de tu piel.
O de la mía... porque ya estaré allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario